Una visita al impresionante museo de La Moya, que cuenta con fascinantes exposiciones sobre las leyendas puruhá de los volcanes. ¿Sabías, por ejemplo, que se dice que el Carihuairazo es hijo del Tayta Chimborazo y la Mama Tungurahua? En una réplica de la choza de adobe, podremos probar a moler máchica (cebada) entre dos piedras, que es la prueba tradicional de la idoneidad de una mujer para el matrimonio. A través de un cortometraje, conoceremos a los primeros comerciantes de hielo de La Moya, que subían hasta los 5100 metros de altura en las faldas del Chimborazo para extraer hielo a mano, bajarlo en mula envuelto en paja y venderlo en el mercado.

Después del museo, nos detendremos en la tienda de artesanías, que tiene unos hermosos e innovadores ponchos hechos por las mujeres locales, junto a shigras (bolsas tejidas), cucharas de madera pintadas y joyas de cuentas. Por último, visitaremos la iglesia del pueblo, donde se encuentra el patrón de La Moya, San Agustín, un pequeño icono religioso hecho de adobe, que se encuentra detrás del altar rodeado de toda la ropa de tamaño de muñeca que la gente ha traído como ofrenda. La comunidad de La Moya celebra anualmente una fiesta en su honor durante la tercera semana de agosto.

Después de comer, daremos un paseo circular por los senderos de la encantadora comunidad de La Moya, acompañados por un guía local y una encantadora llama llamada Agustina. Mientras nos detenemos en el camino para aprender sobre las plantas medicinales, Agustina masticará alegremente las flores que lleva en su espalda. Nos darán la bienvenida a nuestro alojamiento un anciano y su joven aprendiz tocando la bocina, un instrumento tradicional andino hecho de cuerno de vaca.